NOCHES ESTRELLADAS

Han pasado 50 años desde que Don McClean escribió su exitosa canción «Vincent» en honor a Van Gogh. Las primeras palabras de la canción hacen referencia a su cuadro “Noche estrellada”, pintado hace más de 130 años cuando el cielo estaba realmente estrellado. No se puede decir lo mismo hoy en día y es especialmente en estos últimos 50 años que la situación ha cambiado mucho. La contaminación lumínica es un problema que nos afecta a todos, pero quizás lo más importante es que tiene un efecto terrible en una población de insectos ya diezmada. Por supuesto el principal argumento a favor del alumbrado público nocturno es que previene la delincuencia, pero la evidencia de esto es bastante inclusiva e incluso hay informes que sugieren que incluso puede aumentar la posibilidad de delincuencia.

Ahora, una de las medidas adoptadas por el Gobierno español ante la crisis energética provocada por la guerra de Ucrania ha sido obligar a los comercios a apagar la iluminación de los escaparates por la noche. ¿Acaso el cambio climático y el declive de los insectos no eran razones suficientes?

Pero ¿qué pasa con las pequeñas ciudades y pueblos? Muchos, si no la mayoría de ellos, parecen querer mantener nuestras calles y caminos iluminados en lugares donde hay solamente una casa. Ahora, por supuesto, pueden decir que las bombillas están siendo reemplazadas por bombillas LED de mayor eficiencia energética, pero según la Asociación Internacional de Cielo Oscuro, estas bombillas emiten una luz azul que es peor para los insectos. Entonces, ¿es realmente necesario el alumbrado público? En el estado francés, más de 700 pueblos han adquirido el certificado de Pueblo Estrellado, uno de los cuales es Ahetze. De esta forma se ha podido no solo evitar la contaminación lumínica, sino ahorrar mucho dinero. Muchos otros pueblos del norte del País Vasco apagan sus luces alrededor de las 23:00 horas y en Urruña los habitantes con Smartphone pueden usar una app para encender las luces si lo necesitan.

Seguramente es hora de que los pueblos y ciudades de aquí vuelvan a revisar su política de iluminación. En Navarra la localidad de Lerín lo viene haciendo desde hace varios años y ha convertido la iniciativa en un auténtico referente astronómico y turístico. Aquí, y en gran medida gracias al entusiasmo de Ruben Garai, profesor de Larramendi ikastola, alumn@s y padres han podido asistir a tardes de astronomía en el colegio y descubrir más cosas sobre las estrellas que aún podemos ver en el cielo. 

El cielo por la noche puede ser excepcionalmente hermoso, pero el aumento de la contaminación lumínica está estropeando esa vista y, lo que es peor, está teniendo un enorme impacto en los insectos, los murciélagos y las aves. El gobierno francés ahora ha establecido pautas claras sobre cómo hacer esto y muchas ciudades han ido mucho más allá, ahorrando dinero y energía al mismo tiempo. Ya era hora de que las ciudades aquí hicieran lo mismo (y disculpas a cualquier pueblo que sí haya hecho algo).